martes, 16 de diciembre de 2008

blog Tuya por Dos Ases de Bronce

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Así rezaba uno de los numerosos grafitis que podían leerse a la puerta de cualquier lupanar de los muchos que proliferaron por Roma y otras ciudades. Y es que al parecer, si uno tenía una tarde libre por Roma , la mejor opción era irse a un lupanar, es decir, irse de putas.

Inscripción en un lupanar de Pompeya.

Edificio de un lupanar en Pompeya

Los lupanares o prostíbulos eran casi todos bastantes parecidos, al menos los dos que se encuentran en Pompeya. Constaban de un recibidor donde se abrían pequeñas habitaciones a un lado y a otro.

Interior de un lupanar en Pompeya. Recibidor y celdas

Estas habitaciones o celdas, eran apenas de dos metros cuadrados y tenían un apoyo de obra donde se colocaría paja o algún tipo de lecho o jergón.

Interior de una celda.

En el recibidor se encontraba la lena o el leno que era la persona que se encargaba de la cobranza. En la puerta de cada celda se colocaba un cartel donde podía leerse el nombre de la inquilina y si en ese momento estaba trabajando, colgaba una tablilla que ponía occupata.

Esta señal indica el camino al lupanar.

La inquilina podía ser una esclava, por lo que el dinero de su trabajo lo recibía el leno/a, o chicas libres que alquilaban las habitaciones al leno/a y se quedaban ellas con el dinero del cliente. La famosa emperatriz Mesalina, mujer del emperador Claudio, tenía alquilada una habitación en unos de estos lupanares y en la puerta de su celda se leía el nombre de Lycisca, que era su nombre de guerra.

El interior estaba decorado con frescos eróticos.

Las chicas recibían el nombre de prostibula ya que para atraer a los clientes, se ponían delante de las stabulas (casas). Es fácil imaginar la procedencia de la palabra prostituta

Los precios variaban bastante y según se recoge en tablillas de Pompeya podían ir desde un as hasta un denario. (Es difícil dar una equivalencia, pero para hacerse una idea, sería un rango de 1 a 100 Euros). Abrían a partir de la hora nona, es decir por la tarde, ya que no les estaba permitido abrir por las mañanas...

'...con el fin de que no abandone la juventud las obligaciones matinales'

Pero la prostitución no sólo se practicaba en los lupanares. Por ejemplo, era habitual encontrarlas bajo las fornices(arcadas) de los grandes edificios como los teatros o circos. Allí se juntaban principalmente las persas y orientales quienes se vestían de manera exótica y danzaban de forma voluptuosa para atraer clientela. (NOTA: La palabra fornicar viene de esta costumbre de hacerlo bajo los fornices)

Arcadas o fornices del circo de la ciudad de Perge en Turquía.

También en las cauponae, especies de tabernas o posadas para comer, beber y descansar, se podía encontrar los servicios de estas chicas.

Relieve de una cauponae de Pompeya. Seguramente para indicar los servicios que allí se prestaban.

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